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Vivir en Palacio Nacional

JOSÉ SANTIAGO HEALY.-

A muchos mexicanos sorprendió la decisión de López Obrador de mudarse a vivir a Palacio Nacional en julio del 2019.

Meses atrás el presidente mexicano criticó severamente a los ex mandatarios que vivieron en la entonces residencia oficial de Los Pinos supuestamente por los enormes lujos y derroches.

Cuantas veces pudo presumió de vivir en una modesta casa de Tlalpan, al sur de la Ciudad de México, y aseguró que ahí seguiría hasta que su hijo Jesús Ernesto terminara la escuela primaria.

Al paso de los meses, ya en el poder, el mandatario cambió radicalmente de opinión para mudarse a mediados del 2019 en el flamante Palacio Nacional al lado de su esposa Beatriz y su hijo menor. Atrás dejó su austera intención de rentar un departamento en el Centro Histórico.

Explicó en su momento que durante una visita realizada a Palacio Nacional como presidente electo, el entonces jefe del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto, le mostró un departamento construido por su acendrado rival Felipe Calderón que utilizaba para descansar en medio de las jornadas oficiales.

Ya en Palacio Nacional, López Obrador olvidó sus ataques contra los ex presidentes que habitaron Los Pinos para presumir que vivir en el recinto histórico representaba "un timbre de honor" toda vez que fue residencia de Benito Juárez a quien AMLO ha calificado como el mejor presidente de México.

En su ánimo de justificar su nuevo y espacioso hogar, el tabasqueño no recordó que en Palacio Nacional también vivieron virreyes españoles, algunos emperadores como Agustin de Iturbide e incluso el inefable dictador Porfirio Díaz.

AMLO tampoco admitió que su cambio al legendario palacio se debió a razones de seguridad -el miedo no anda en burro- y por supuesto a la comodidad de evitar transitar la congestionada Ciudad de México a lo largo del día.

Pero no consideró que al hacer de Palacio Nacional la residencia oficial del presidente, los mexicanos perdieron el histórico inmueble cuyos famosos murales de Diego Rivera, entre otros atractivos artísticos y turísticos, no pueden visitarse con la facilidad de antaño.

All mismo tiempo, López Obrador optó por encerrarse en la soledad de los gruesos muros del edificio construido en la colonia española en lugar de abrirse al diálogo con los mexicanos.

Sin lugar a equivocarnos, el Presidente cambió sustancialmente desde su llegada a Palacio Nacional, sus conferencias mañaneras son un claro ejemplo de como transformó en forma paulatina su discurso de cambio e inclusión a uno de ataque y división contra los críticos de su administración.

El modelo de las "mañaneras" lo trasladó al interior del país, en sus giras a los estados realizaba sus conferencias en las sedes militares y no en las oficinas de los gobiernos estatales o municipales.

Así es el tamaño de su miedo a ser cuestionado abiertamente por el pueblo mexicano.

Pues bien todo este largo preámbulo viene a colación porque la presidenta electa Claudia Sheinbaum está por secundar a López Obrador y trasladarse a vivir a Palacio Nacional junto con su esposo Jesús María Tarriba una vez que asuma el poder el primero de octubre.

Los presidentes tienen derecho a un lugar digno para vivir en donde desarrollen con facilidad sus reuniones de trabajo, los actos oficiales y a su vez puedan gozar de cierta privacidad por las noches y los fines de semana.

Pero definitivamente no es Palacio Nacional el lugar más adecuado por múltiples razones, entre otras porque es un inmueble que alberga a infinidad de oficinas federales y es gran receptor de visitantes nacionales y extranjeros.

Por el bien de México y de su gobierno no deseamos que Claudia Sheinbaum sufra una transformación similar a la que tuvo López Obrador a su llegada a Palacio Nacional.

Lo que necesitamos hoy más que nunca es una presidenta sencilla, humilde y abierta al diálogo con todos los mexicanos. Ya estamos hartos de autoridades con ínfulas de emperadores, monarcas y dictadores.

Crucemos los dedos para que Claudia Sheinbaum desista de vivir en Palacio y encuentre una residencia adecuada para su nueva responsabilidad.

NOTICIA FINAL…

A estas alturas ninguna autoridad mexicana ha sido señalada como responsable de permitir que un avión volara sin plan de vuelo ni autorización con dos buscados narcotraficantes a bordo. ¿Habrá que esperar a que el gobierno norteamericano diga quienes fueron cómplices en México de Ismael "Mayo" Zambada y Joaquín Guzmán López?

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Escrito en: Actitudes José Santiago Healy editorial Columnas

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