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Adultos Mayores

YAMIL DARWICH.-

Cada primero de octubre celebramos el "Día del adulto mayor" en un México que envejece rápidamente, sin tomar en cuenta a sus viejos ni sus necesidades; tampoco atendiendo las repercusiones que en la economía puede ocasionar y mucho menos las atenciones que requieren para tener una vida digna.

Pasada la fecha, hagamos un recuento de las realidades.

Según INEGI, somos 15 millones los adultos mayores del país, representando al 12% de la población total y la cifra crecerá por razones propias de demografía, con una esperanza de vida de 72 años los hombres y 77 las mujeres. Parecen edades mal evaluadas.

En la CDMX, se festejó a los adultos mayores, por primera vez, en 1983, luego siguió Nuevo León y a partir de 1998, todo el país declaró el 28 de agosto como el Día del Anciano, título que luego cambiaron -por cuestiones de susceptibilidad- a Día Nacional del Adulto Mayor.

Más que festejar a los abuelos, es mostrarles -por los más jóvenes- agradecimiento y calidad humana, a esos mayores que les prepararon el camino. Todos, irremediablemente llegarán a viejos, salvo quienes mueran prematuramente.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), para el segundo trimestre de 2022, se estimó que había 17. 1 millones con 60 años o más -ahora denominadas adultas mayores-, lo que representa el 1.4 % de la población total del país, mayoritariamente mujeres -55%-. Las cifras no coinciden con las oficiales.

Aún con el reconocimiento -solamente en papel y actos politiqueros- los ciudadanos que han logrado llegar a la "edad dorada", no son atendidos en las necesidades propias de su edad y, mucho menos, protegidos con la prestación de servicios públicos adecuados. Basta verlos de pie, por horas, esperando el pago de pensión o ser atendidos por las instituciones ¿responsables? de su cuidado.

Los encargados de hacer el trabajo necesario para atender sus derechos ganados a pulso, luego de muchos años de trabajo y sacrificio, al descuidarlos displicentemente, rechazan darles la importancia que merecen -salvo cuando quieren nuestros votos- siendo irresponsables hacia su propia persona al no preparar el camino para ellos mismos; fatalmente llegarán a esa edad "dorada" sin haberse protegido, ya sea por propia negligencia personal, incapacidad o irresponsabilidad social al atender sus obligaciones. Hasta en eso fallan los insensibles.

Desde luego que existe la Ley de Derechos de las Personas Adultas Mayores, publicada en el Diario Oficial de la Federación, el 25 de junio de 2002 -solo quedó en papel- por el Congreso de la Unión, siendo el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, quien aterrizó lo prometido en un "Decálogo de los Derechos de las Personas Adultas Mayores" -también sin cumplimiento y en peligro de desaparecer por disposición superior-.

Leamos algunas de sus declaraciones y luego reflexionemos, contrastándolas con la realidad; dicen:

"Los Adultos Mayores tenemos derecho a:

"1. Derecho a una vida con calidad, sin violencia y sin discriminación". No solo enfrentan la inseguridad social, también, en muchos casos, padecen el abuso familiar por indefensión.

"2. Derecho a un trato digno y apropiado en cualquier procedimiento judicial". Sin dineros quedan desprotegidos.

"3. Derecho a la salud, alimentación y familia". Tristemente, la realidad nacional los deja en vulnerabilidad. Son blanco fácil.

"4. Derecho a la educación". Padecen la segregación social por la edad.

"5. Derecho a un trabajo digno y bien remunerado". Muy pocas empresas cumplen con tal indicación y, por lo general, empujados al retiro "voluntario".

"6. Derecho a la asistencia social". Aún las instituciones creadas para atendernos son malas y/o insuficientes. Pregunte a quienes recurren al DIF; ellos sufren las carencias por falta de recursos materiales, incluido el maltrato del personal que debiera ser seleccionado por vocación y no solo recomendación o premios partidistas.

"7. Derecho a asociarse y participar en procesos productivos de educación y capacitación en su comunidad". También las posibilidades se ven limitadas, aunque algunos organizaciones sociales -ONGs- les den importancia en sus necesidades particulares

"8. Derecho a denunciar todo hecho, acto u omisión que viole los derechos que consagra la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores". Frecuentemente caen en las garras de la corrupción debiendo aportar dinero, al menos que "tengan palancas".

"9. Derecho a la atención preferente en establecimientos públicos y privados que presten servicio al público". Se empiezan a observar ventanillas y espacios en algunas dependencias oficiales, aún excepcionales.

"10. Derecho a contar con asientos preferentes en los servicios de autotransporte". Ni existen lugares asignados y tampoco respeto de choferes y usuarios.

Le comparto direcciones electrónicas: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LDPAM.pdf y https://www.gob.mx/inapam. Podrá ampliar la información.

La educación y madurez de una sociedad también se mide por el cuidado que da a sus mayores; siendo así, en México, estamos en pañales y somos maleducados. ¿Usted aún tiene abuelitos?

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