Con el Grito Patrio de esta semana, se inició el segundo año del sexenio de la señora Sheinbaum. A medida que pasan las semanas irá sintiendo cada vez más como la tarea de prolongar la 4T , peso que le heredó su padrino Amlo, va chocando con el propósito de identificar sus propios propósitos.
La historia de Morena es la de su incesante campaña fundamental de desmontar la estructura neoliberal que ha prevalecido en México desde el siglo XIX para sustituirla con un remedo de socialismo modelado en los ensayos populistas que se implementaron a principios del Siglo XX en Tabasco y Yucatán.
A nivel nacional los resultados de este esquema en el gobierno de López Obrador se observa como los programas de educación y salud. Los resultados han sido negativos en cada uno de los análisis sectoriales de los programas económicos y sociales que son la base del gobierno de Morena. Si se quiere ver la situación actual con todo realismo, habría de reconocer que el régimen de Morena ha llegado al un grotesco fracaso económico y social.
Las revelaciones que se han difundido cada vez más precisas y claras sobre los multitudinarios fraudes, junto con el sistemático y burdo encubrimiento de docenas de funcionarios que se han enriquecido, cobijados por el gobierno y las mafias que florecieron y se multiplicaron a lo largo de la administración de Morena. Los astronómicos dispendios en obras públicas mal diseñadas y ejecutadas están ofreciéndo a la señora presidenta amplias oportunidades para corregirlas y borrar la corrupción que encuentra a cada paso y con ello, marcar distancia de su antecesor.
Por su parte, las revelaciones hechas por el secretario de Marina reveladas en su discurso del 16 de septiembre, seguramente sus palabras fueron previamente aprobadas por la Dra Sheinbaum, por lo que se espera que a ella corresponde actuar en consecuencia y acabar de raíz con el huachicol fiscal.
La operación de limpieza que enfrenta la presidenta es de tal magnitud sólo semejante a aquella quinta tarea de Hércules de limpiar los establos del Rey Augias y que Hércules resolvió esa humanamente imposible tarea, desviando las aguas de los ríos, Alfeo y Peneo. La inmensa tarea que le tocaría a la señora Sheinbaum, sería mucho mayor que la del Hércules mitológico, vista la gigantesca herencia de corrupción que le dejó López Obrador, donde el caso del huachicol es sólo un ejemplo de tantos.
La calificación que merece el primer año de la señora Presidente es reservada para los expertos y varía según el color del cristal con que se mire. Para unos, es prueba de que es posible el gobierno sin Amlo ya que el pueblo poco tiene que ver. Podrá decirse que, como en todos los países, la política es un teatro. Suponiendo que sólo seamos espectadores porque la realidad es que lo que los políticos deciden a todos afecta.
Si la intención de la presidente es seguir el guión de Morena que domina a todas las instituciones de México, habremos de hacernos a la idea de una cada vez mayor concentración de poder en una sola persona.
Al público le toca sumisión o hacer valer alguna otra alternativa. Esta opción la tomó el pueblo en 1910 buscando la libertad. En 2018, Amlo con engaños impuso otra visión, la del político autócrata sólo ávido de poder.
El gobierno morenista insiste en su programa que cada vez más se frustra frente a las realidades, mismas que evade y o las maquilla en sus comparecencias mañaneras. La opción sigue siendo rechazar al que usurpa la voluntad popular.
La modificación de la Ley de Amparo que augura un gran debate en el Congreso los próximos días, y en la que el gobierno pretende una aprobación relámpago, es el paso más reciente en la larga destrucción de leyes e instituciones que Morena se ha propuesto. La exigencia es la misma. Libertad para exigirle al gobierno las garantías de siempre: salud, alimentación, educación y seguridad. Pero lo que Morena le ha dado a México es sólo destrucción no sólo de esos cuatro pilares, sino prácticamente de todo lo demás.
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