En varias ocasiones hemos hablado de palabras polisémicas y homónimas, entonces dijimos que las primeras son palabras iguales que tienen una misma etimología u origen, como la masa de las tortillas y la masa de nubes que se forma en el cielo.
Por otra parte, las palabras homónimas son dos vocablos iguales que tienen un origen distinto según su significado, como duelo (en el que se enfrascan dos rivales) y duelo (en el que se encuentran los familiares de un reciente difunto).
En sus frecuentes lecturas, el amable lector de seguro se ha encontrado con dos palabras que, aunque son exactamente iguales en lengua hispana, tienen significado distinto y también diferente origen. Ahora vamos a tratar sobre uno de estos casos: escatología y escatología.
Y no es que yo quiera que usted caiga en confusión, pues se trata de dos significados distintos según el concepto, el contexto, la etimología y el uso.
Por un lado, el vocablo escatología se refiere a los últimos días, como lo dirían nuestros hermanos mormones, quienes denominan a su iglesia De los santos de los últimos días.
De hecho, escatología es un término religioso, o por lo menos mencionado y repetido en estudios de religión, pues Éschatos en lengua griega significa lo último, o las últimas cosas, es decir, cuando llegue el juicio final y Dios con todo su poder juzgue nuestras acciones, buenas y malas. Ha de perdonar el lector que no consigne aquí la grafía griega porque comúnmente no todas las publicaciones hacen uso de otros caracteres que no sean los latinos. A lo escatológico también suele llamarse postrimerías, que no son más que (de nuevo) las últimas -o postreras- cosas. A Éschatos le añadimos el sufijo 'logía' para completar el vocablo, por eso decimos escatología para significar el discurso sobre los últimos tiempos.
A pesar de que el término se refiere al fin de los tiempos, la segunda venida de Cristo, el juicio final, la resurrección de los muertos y el establecimiento del reino de Dios, la voz Escatología no aparece expresamente en ninguna parte de la Biblia.
Por otro lado, tenemos el vocablo escatología con sentido de excremento o cosa sucia y maloliente. Esta palabra proviene también de un vocablo griego, pero ahora se trata de Skatós, con grafía griega un poco distinta a la anterior (que era Éschatos) y con pronunciación (suponemos, porque los griegos antiguos no dejaron grabaciones) muy semejante.
En lengua española no existe el fonema "sc" más una vocal al principio de las palabras. Simplemente no se da esta combinación de letras en ninguno de los vocablos españoles. En lengua inglesa, en cambio, existe el fonema de la S líquida al principio de algunas voces, seguida por otra consonante, como Scooby o Spanish, y cuando las encontramos quienes no sabemos pronunciar el inglés, decimos "escuby" y "espánish" precisamente por la falta de costumbre para articular fonemas inexistentes en nuestra lengua. Podemos recordar el anglicismo 'esnob', que la mismísima Real Academia de la Lengua Española define como "persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos". Note el lector que los mismos académicos le añadieron la letra E al inicio de la palabra, que en la lengua de Shakespeare se escribe y pronuncia Snob.
Eso es lo que sucede con la palabra escatología, que viene del griego Skatós, y nosotros tendemos a añadirle la letra E al inicio para pronunciarla con facilidad, pues se nos dificulta la pronunciación original.
Es así como en nuestra lengua llegaron a parecerse y hasta a igualarse las dos palabras, que tienen, cada una, distinto sentido en su origen, y además diferente grafía en el original griego.
Si usted lee un relato en el que está incluida una defecación o una mención de excremento, entonces está leyendo un cuento escatológico. También, si lee un texto de teología que trata sobre las postrimerías y lo invita a arrepentirse para que no resulte condenado en el juicio divino, otra vez está leyendo un texto escatológico, pero ambos tienen una intención, una temática y una redacción muy distintas uno de otro, por la circunstancia aquí anotada.
Por eso invito al amable lector a que no confunda lo escatológico con lo escatológico, porque son dos cosas muy diferentes.