Fallas en el boom vertical de la Laguna

En los últimos meses se han construido sistemáticamente edificios verticales en la Comarca Lagunera. Parece que vamos entendiendo poco a poco los beneficios de los múltiples niveles, aunque, por desgracia, esta tendencia puede ser una mera moda y no una decisión funcional basada en la investigación.

Por otra parte, diversos factores, entre ellos un aumento considerable en los costos de construcción, nos obligan a vivir en espacios cada vez más reducidos. Es aquí donde la arquitectura cobra relevancia. Lo vimos muy claro en los tiempos de la pandemia por covid-19, cuando tuvimos que “disfrutar” del interior de nuestro hogar.

El arquitecto tiene la capacidad de aprovechar al máximo cada metro cuadrado disponible. A pesar de ello, la gente sigue contratando maestros de obras para obtener “ahorros” que sólo producen inmuebles mal resueltos y que son casi imposibles de corregir posteriormente. Espacios sin ventilación, con fallas estructurales, mal iluminados y hasta desagradables, que terminan saliendo caros.

LA NECESIDAD DE USOS MIXTOS

Una de las principales necesidades que tiene la región son los edificios de usos mixtos, es decir, que cuenten en su planta baja con zonas para el comercio o el esparcimiento colectivo, actividades que integren al inmueble con el entorno urbano.

Aquí no cabe cerrarse a la ciudad como lo hacen gran parte de las construcciones que conocemos, las cuales utilizan exageradas medidas de seguridad para su acceso y que son herméticas. Cerrarse es un “pecado capital” urbano.

Encima de la planta baja normalmente existen áreas corporativas o de oficinas, para finalmente pasar a los pisos superiores, donde se encuentran las viviendas. Todo lo anterior, por supuesto, con las amenidades que se requieren para complementar el uso adecuado de cada uno de estos niveles. Son mundos en miniatura que permiten al usuario resolver su vida en un radio muy pequeño.

Los edificios de usos mixtos buscan administrar la densidad poblacional, que es el principal problema que tienen las ciudades de toda la República Mexicana. Sin embargo, las nuevas estructuras verticales en la Laguna siguen siendo solamente para vivienda, esdecir, son proyectos incompletos.

Mientras que los edificios de usos mixtos tienen grandes beneficios y se consideran la mejor respuesta arquitectónica y urbana para dar vida a las ciudades contemporáneas, la vivienda vertical —al menos la desarrollada en la Comarca— sigue apegándose a la lógica de los fraccionamientos cerrados y horizontales que proliferan en la región. Son islas privadas que no cumplen con lo que los laguneros necesitan.

La metrópolis debería buscar ser un conjunto de ciudades compactas, con una densidad poblacional notable pero organizada, en lugar de seguir expandiéndose sin límite como lo ha hecho prácticamente a lo largo de toda su historia, encareciendo con ello el traslado de servicios hacia los lugares más alejados de las zonas céntricas.

Los planes de desarrollo urbano se continúan diseñando en dos dimensiones y consideran solamente un uso de suelo dependiendo del área donde se construya. El criterio para el uso del suelo, entonces, está equivocado, pues no considera la altura de los edificios verticales imaginados para el siglo XXI.

Seamos entonces muy observadores y exijamos mejores soluciones. Investiguemos a fondo y tengamos mucho cuidado al adquirir una propiedad, porque se pueden cometer errores que afecten la vida de nuestras familias a corto y largo plazo.

OBRAS DEFECTUOSAS

Muy pocos de los inmuebles que se erigen actualmente en la Laguna tienen la calidad de un proyecto arquitectónico de primera, aunque cabe aclarar que sí existen. Esto implica el contar con una serie de planos con gran nivel de detalle.

Abundan los arquitectos baratos y poco profesionales que engañan con fotografías de obras que ni siquiera son de su autoría. En el camino van dejando insatisfacción y enojo, resultado de la desinformación de los clientes que terminan siendo víctimas del marketing mentiroso tan presente en las redes sociales.

Muchas firmas de la región trabajan con materiales de baja calidad y mano de obra barata, sin considerar las características del sitio de construcción, el clima, el asoleamiento, los vientos y muchos otros factores importantísimos, más allá de lo estético o lo “ostentoso” de sus soluciones. Todo esto da como resultado estructuras llenas de defectos y que dejan mucho que desear.

Algunos de los errores más comunes que se cometen en este tipo de proyectos son: alturas de estacionamientos deficientes, rampas con pendientes inadecuadas, inaccesibilidad para personas discapacitadas, cubos de instalaciones con dimensiones ínfimas, desplazamientos en estructuras por nulos trabajos de topografía en sitio, desperdicio de materiales y nulo reciclaje, exceso de producción de escombros y contaminación, diseños inseguros, entre muchos otros.

Por esto siempre es recomendable invertir en algo que será para toda la vida contratando a un arquitecto con prestigio y experiencia comprobados —porque sí existen algunas firmas locales de primer nivel—, especialmente ahora que los laguneros iremos pasando de vivir de forma expandida y horizontal a vivir en una ciudad cada vez más vertical.

LLAMADO A LA ACCIÓN

Es claro que lo que necesitamos son edificios de usos mixtos y no una simple arquitectura vertical de moda. No necesitamos parches, sino soluciones integrales que nos brinden una mejor calidad de vida a todos. Aunado a eso, es esencial desarrollar proyectos de restauración para los inmuebles ya existentes, transformando y cambiando sus usos de manera inteligente y de acuerdo con la vida contemporánea.

Lograr esto implica una coordinación urbana integral entre todos los participantes. Los gobiernos federal, estatal y municipales deberían permitir y fomentar la intervención de asesores capaces como los que puede ofrecer la Academia Nacional de Arquitectura, por citar un ejemplo.

El trabajo de las constructoras, entonces, tiene que ser igualmente destacable, ya que muchas no cumplen con los parámetros de calidad mínimos. Hay un área de oportunidad clara en este aspecto.

Es indudable que en la Laguna ya se empieza a valorar un poco más el trabajo de las firmas de arquitectura —tanto las locales como las foráneas—, pero la calidad todavía no es la que se espera; hay que mejorar mucho. Todos los interesados debemos investigar más a fondo el trabajo arquitectónico en la región, de modo que los estándares de calidad se vean reflejados en cada rincón de nuestras ciudades. El disfrute de los espacios urbanos, junto a su reconocimiento, vendrá con el tiempo para quienes realmente se comprometan.

Lo más inteligente es atender lo antes posible los puntos antes mencionados, de modo que no nos rebase el boom de lo vertical, comenzando desde el planteamiento de los negocios inmobiliarios hasta el desarrollo de cada proyecto, su supervisión, su construcción y su control. Hay que pensar en grande para poder compararnos con los mejores del gremio y de la profesión. Ya va siendo hora de que se hable mejor de los arquitectos de la Laguna en el resto de México. ¿Cuándo empezamos?

jatovarendon@yahoo.com