Ayer se anunció en Washington el plan inmobiliario para Gaza sin mediar opinión de los palestinos. El plan propone una zona económica especial administrada por un comité tecnocrático. Materialmente se dispone del terreno para desarrollo privado. Como si regresáramos al siglo XIX, dos estados externos a Palestina disponen su futuro en 20 puntos.
Para el imperio, la decisión es natural. Acostumbrado a imponer, el rumbo no puede ser de otra manera. Desde la Casa Blanca se presentaron como receta veinte puntos para Gaza. Más que política y gobierno, parece un plan de negocios donde con ventaja una parte gana a la otra. La real politik en todo su esplendor. Para coordinar la enésima redefinición del territorio palestino, se rescató del abandono al ex primer ministro británico Tony Blair, el mismo que avaló una intervención militar de Estados Unidos en Irak hacia 2003, bajo el falso argumento de la existencia de armas de destrucción masiva. De ese tamaño la calidad del individuo que ahora resucitan. Es un despropósito repasar todos los puntos. Veamos el número doce: "No habrá desplazamientos forzosos". El enunciado parece razonable, con la salvedad de que los palestinos ya fueron desplazados de manera violenta con tanques, bombardeos, francotiradores y enormes muros de concreto.
Quizá el mes de septiembre sea un punto de inflexión para Gaza. El 21 del mismo mes el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció el reconocimiento del Estado palestino por parte de su país. Se une en ese sentido a otras naciones como Australia, Canadá, Reino Unido y Portugal, que hicieron lo propio en días anteriores. El reconocimiento de Francia y Gran Bretaña es paradójico, porque esos países hacia 1920 redibujaron la frontera de Medio Oriente y de paso se repartieron el territorio palestino.
El 26 de septiembre se realizó la Asamblea General de la ONU. ¿Sirve para algo? Cuando tocó el turno al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, la mayoría de los representantes de otros países abandonaron en protesta la sala. Generoso con los desplazados, el ministro mandó colocar enormes bocinas para que las víctimas en Gaza escucharan sus palabras. Su discurso encarnó el concepto "gaslighting", como una forma de manipulación donde una persona hace que otra cuestione su propia percepción de la realidad, su razón o su memoria, creando así una dependencia del manipulador.
De manera formal, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, investigó desde el 7 de octubre de 2023 al 31 de julio de 2025 la situación en Gaza, y concluyó que Israel ha cometido genocidio contra los palestinos. No se trata de una opinión, sino del resultado de una investigación internacional. Francesca Albanese fue la relatora especial de las Naciones Unidas sobre los territorios palestinos. Después de exponer las conclusiones fue perseguida.
Si unos países se han pronunciado contra la masacre, otros han callado de manera vergonzosa. Alemania rehúye a su responsabilidad histórica, no así miles de ciudadanos que salieron a protestar en las calles de Berlín el pasado 27 de septiembre.
De esa manera, el gobierno se muestra disociado de la población. Más de cien mil ciudadanos salieron a las calles a protestar por el genocidio en Gaza. Su gobierno prefiere un silencio cómplice. Decidió ignorar la historia. Tan sólo hace algunos años, Angela Merkel representó lo mejor del liderazgo europeo. Hoy están en las antípodas. El mes cierra con la propuesta unilateral de Estados Unidos e Israel, mientras en el mundo se multiplican las voces de rechazo y al mismo tiempo claman por un sentido humanitario.