El mundo debe rechazar la normalización de la guerra en Gaza y repudiar las atroces secuelas de la deshumanización del conflicto. Deben denunciarse las falacias y las trampas del terrorismo y del antisemitismo para escapar de ellas y mirar hacia adelante. Ha llegado la hora de arrostrar la indignación, el miedo y la parálisis para hacer del reconocimiento del Estado de Palestina una difícil realidad, reclamando la solución de dos Estados como posible. Solo así se podrá salvaguardar los derechos históricos e inalienables de los palestinos y rescatar del abismo la legitimidad del Estado de Israel, garantizar la seguridad y dignidad de todos sus ciudadanos.
El primer ministro Netanyahu miente de nuevo cuando afirma que la existencia de un Estado palestino pone en peligro la existencia de Israel. Es completamente falso: es exactamente todo lo contrario. Las protestas multitudinarias, las consignas, las acciones colectivas, las decisiones sindicales, las posturas y las movilizaciones de millones de individuos no deben parar, ni ser acalladas. Que resuene cada vez más fuerte y claro: "NO a la guerra, SI a la paz". Los gobernantes, los lideres mundiales deben asumir que la paz es asunto de todos. Convencido estoy que a pesar de las enormes complicaciones que se derivan de la prolongación del estatus quo y de la violencia, ahora es posible cambiar el curso de la catastrófica historia presente del Medio Oriente. Otro derrotero, uno muy distinto, es posible. Si puede conseguirse, a pesar de ser tremendamente difícil y peligroso. No hay tiempo que perder. De ahí la importancia de los discursos y posicionamientos en la Asamblea General de Naciones Unidas, en curso esta semana.
Ha llegado la hora de multiplicar y hacer ensordecedora la indignación en el mundo ante el genocidio que Israel, la potencia ocupante, sigue cometiendo. De emprender todas las acciones necesarias para que la suma de voluntades de cientos de gobiernos, de millones de ciudadanos, de miles de empresas, miles de millones de mujeres, trabajadores y jóvenes en todo el mundo, se tornen exigencias eficaces que consigan un cese al fuego inmediato que detenga de una vez por todas la maquinaria de guerra del gobierno extremista de Israel y erradique la sed de venganza y el chantaje de los extremistas tanto de Hamas como del gobierno israelí. Claudicar ahora no es una opción; hay que redoblar el otro clamor: la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes que demandan millones de israelíes y ciudadanos libres.
En los próximos días debe conseguirse romper el bloqueo impuesto a la ayuda humanitaria para la población de Gaza, redoblando las presiones internacionales, multiplicando las denuncias del uso del hambre como arma de guerra y obligar a parar el asalto a la ciudad de Gaza. Si ahora no se logra un cese al fuego inmediato y permanente será materialmente imposible impedir la reocupación total de la franja de Gaza y una nueva anexión de los territorios palestinos ocupados en Cisjordania y Jerusalén.
Para lograrlo, Hamas debe dejar de ser parte y deponer las armas. La Autoridad Nacional Palestina debe reformarse a fondo y renovarse. Las agresiones de los colonos judíos deben cesar, sin quedar impunes. Asimismo, hay que forzar al gobierno israelí por todos los medios de presión y coacción lícitos para que desista de sus demenciales ofensivas en contra del Líbano, de Siria, Irán y Yemen, que han sido desenmascaradas incluso por comandantes militares israelíes, denunciando también sus agresiones directas y las amenazas abiertas y encubiertas contra Egipto, Irak, Qatar y Jordania.
La conferencia de alto nivel celebrada este lunes en la Asamblea de Naciones Unidas para discutir y acordar la implementación de una solución de dos estados, junto con el anuncio del reconocimiento formal del Estado de Palestina por parte de Francia, Reino Unido, Portugal, Canadá, Bélgica, Australia, Andorra, San Marino, Luxemburgo y posiblemente de otros estados miembros, debe dar un tremendo nuevo impulso y ayudar concretamente a conseguir a que se ponga fin a tantas tragedias.
El arriesgado arribo de una flotilla llevando ayuda humanitaria a Gaza conformada por una cincuentena de embarcaciones, en la que viajan activistas, ciudadanos, diputados, comunicadores y autoridades procedentes de más de 60 países, debe impedir cualquier intento de un asalto violento -como ha ocurrido en el pasado- e imposibilitar que se cumplan las órdenes criminales del gobierno israelí. La persistencia en los esfuerzos de mediación de los gobiernos de Egipto y Qatar a pesar de amagar con permitir un éxodo palestino y del ataque unilateral perpetrado en fecha reciente en Doha pueden tener efectos y repercusiones significativos e importantes.
La posible suspensión parcial del acuerdo comercial que la Unión Europea tiene con Israel que se discute actualmente puede mandar un potentísimo mensaje, a pesar de las reticencias de los gobiernos de Alemania e Italia, para que junto con los embargos, prohibiciones al envió de armas, municiones y equipos a Israel además de algunas posibles medidas de boicot comercial o el rechazo en algunos puertos a recibir determinadas exportaciones israelíes, pueden hacer aún más evidente el aislamiento de Estados Unidos en su apoyo irrestricto e incondicional a Netanyahu, al golpear la economía de guerra.
El mundo entero sabe que Trump también miente cuando dice que él, no la Organización de las Naciones Unidas, es quien ha conseguido la paz en varios conflictos, porque con todo su poder y haciendo uso de la fuerza se ha convertido en un proxy de Netanyahu, para vergüenza de los Estados Unidos.