Un tranvía escénico llegó al Teatro Isauro Martínez

Ellos salen y el murmullo del público baja sus decibelios. Los personajes de Un tranvía llamado deseo (la legendaria obra escrita por Tennessee Williams, adaptada y dirigida en esta ocasión por el mexicano Diego del Río) caminan sobre un cuadrilátero.

Van y vienen, de aquí para allá, recorren sus contornos y observan al público que ha colmado el Teatro Isauro Martínez (TIM) y las gradas colocadas sobre el escenario en la noche del martes.

El elenco actoral de esta puesta en escena es encabezado por Marina de Tavira, quien da vida a la emblemática Blanche DuBois, una mujer atormentada y en la quiebra que ha llegado a la ciudad de Nueva Orleans en la época de la posguerra, para mudarse con su hermana Stella. Le continúa el lagunero Rodrigo Virago, encargado de interpretar a Stanley Kowalski, el violento y machista cuñado polaco de Blanche. También está Astrid Mariel Romo como Stella. Además de Mónica Jiménez, Ana Clara Castañón, Federico Di Lorenzo, Rodolfo Zurzo y Patricia Vaca.

Blanche baja del escenario, el susto dibuja la expresión de su rostro. Parece desconcertada. Va y se coloca junto a uno de los pilares que sostienen los palcos, como si intentara refugiarse. Arriba los personajes continúan con lo suyo. Las luces también se mantienen altas, hasta que Stella solloza tras un barullo, pide perdón al público y anuncia la tercera llamada. Pasan de las 19:30 horas. Los demás actores le cantan al deseo. Blanche corre al escenario, sube las escaleras, pasa por uno de los murales de Salvador Tarazona y se detiene frente a una gran valija, la cual tira y el estruendo provoca que la iluminación disminuya; la protagonista ha bajado del tranvía.

- Me dijeron que tomara un tranvía llamado Deseo, que después transbordara a otro llamado Cementerio seis cuadras y que me bajara en Campos Elíseos.

Considerada una tragedia moderna y una de las obras cumbres del siglo XX, Un tranvía llamado deseo examina la codependencia y el machismo a través de la relación de Stella y Stanley. Con anterioridad, el director Diego del Río compartió que, en esta versión, el discurso del libreto fue descubierto por los propios actores a través de los ensayos. Todos los actores están siempre presentes en una especie de plataforma montada. El trabajo de iluminación es destacado, pues se presenta como metáfora de momentos determinados en la dramaturgia.

- Me dijeron que tomara un tranvía llamado Deseo.

El tranvía llega al Teatro Isauro Martínez. Las actuaciones dan un giro de emociones cuando la sátira y el humor se transforman en drama. Se ha desistido de microfonía, no se emplea nada más que la acústica del teatro. Hay momentos tiernos, otros desgarradores. Blanche busca su lugar en un mundo que ha desaparecido. Su nuevo hogar no la acoge, la trata de intrusa. Además, debe lidiar con traumas del pasado. Hay demasiada presión sobre ella, se sabe vulnerable. Hasta que finalmente, tras ser violada por su cuñado, algo se quiebra en su salud mental.

Fue en 1947 cuando Tennessee Williams, bajo la dirección de Elia Kazan, estrenó en el Teatro Ethel Barrymore (Broadway, Nueva York) su obra Un tranvía llamado deseo. En esa ocasión contó con un elenco conformado por actores como Jessica Tandy (Blanche DuBois), Marlon Brando (Stanley Kowalski) y Kim Hunter (Stella). El proyecto tuvo tal éxito que en 1948 ganó el Premio Pulitzer y en 1951 fue llevada al cine.

Lo que Tennessee Williams escribió era algo adelantado a su época. Hoy las líneas de su libreto dialogan con la contemporaneidad. A pesar de la crudeza, cada una de sus escenas son como flores para los vivos, flores para celebrar la vida.