La pérdida de un brazo no le impidió a Arturo seguir practicando su amado deporte durante años. (Especial)
De luto, se vistió el beisbol lagunero, luego de que el pasado lunes se diera a conocer la lamentable noticia del fallecimiento de Arturo Parra Monsiváis, quien fuera un singular jugador de beisbol, ya que después de perder el brazo izquierdo en un accidente de trabajo, fue un pelotero destacado, gracias a su esfuerzo, dedicación y ganas de trascender.
INOLVIDABLE
Originario de San Miguel, municipio de Matamoros, Coahuila, Arturo nació en el año de 1939 y fue un destacado jugador en el beisbol regional de La Laguna. A la edad de 20 años, cuando laboraba en la Planta Despepitadora de San Miguel, Parra Monsiváis sufrió un accidente, por el cual perdió su brazo izquierdo; su estado anímico decayó notablemente, pero los consejos de la familia lo reanimaron y decidió mantenerse en la práctica del beisbol, como short stop, y solamente con el brazo derecho.
Su hermano Raúl, también jugador de beisbol, lo motivó para redoblar esfuerzos y practicar una técnica que le permitiera mantenerse en el beisbol, pero en el plano competitivo. Fue así como Arturo invirtió horas y horas en el terreno de juego, había que perfeccionar la mecánica para ser un short stop confiable, y también para convertirse en un consistente bateador; el objetivo lucía muy complicado porque todo había que hacerlo con un solo brazo.
Después de sentirse listo para jugar las paradas cortas y batear, muy a pesar de su limitación física, Bernardo Luévanos, mánager del equipo San Miguel en la Liga Anastasio Carreón de Matamoros, lo invitó a jugar, y muy pronto Arturo se convirtió en un jugador que acaparaba la atención en cualquier campo que se presentara con su equipo. Bernardo Luévanos había sido un destacado lanzador amateur, y sabía las dificultades que pasaba Arturo para mantenerse en un buen nivel competitivo. José “Teddy” Ayup patrocinaba aquel equipo y fue uno de los personajes que brindó todo su apoyo al singular pelotero.
La técnica que utilizaba Arturo Parra a la hora de jugar el short stop, consistía en tomar la pelota con el guante en su mano derecha, lazarlo al piso y hacer el tiro a la almohadilla correspondiente. En una ocasión Arturo fildeó un batazo por sus terrenos, hizo su mecánica y lanzó a la primera base, la pelota llegó dos pasos antes que el corredor, pero el umpire señaló “safe”; las protestas no se hicieron esperar, y el umpire argumentó que no se podía lanzar el guante al suelo como lo hacía Arturo; en ninguno de sus apartados las reglas del beisbol hablan de una situación prohibida en esos casos.
MAMÁ, SIEMPRE MAMÁ
La mamá de Arturo, que había jugado beisbol en los Estados Unidos, hizo unos arreglos en el uniforme de Arturo para que cambiara la mecánica a la hora de fildear, y evitar que el umpire pusiera alguna objeción. Nuevamente hubo necesidad de trabajar, ahora en una nueva mecánica, y Arturo la volvió a dominar, incluso para convertirse en un bateador consistente que llegó a conectar algunos jonrones, sí solamente con su brazo derecho. Con el paso del tiempo Arturo Parra Monsiváis se convirtió en la máxima atracción de los aficionados que acudían al campo en donde jugara su equipo; ni el mejor pelotero amateur de aquellos tiempos, era más atractivo que Arturo, el hombre del destino, el hombre que superó todas las pruebas que se le presentaron.
Hoy Arturo Parra Monsiváis ya descansa en paz; vaya para él, el mayor de los reconocimientos.
