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Durante el primer año de presidencia de Claudia Sheinbaum, la economía de México se ha ralentizado notablemente, aunque ha esquivado las previsiones de recesión del arranque del año, bajo el impacto de la guerra arancelaria lanzada por Estados Unidos y las presiones para reducir el déficit fiscal.
La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) asoma como el mayor foco de incertidumbre externa, mientras que el elevado endeudamiento de Petróleos Mexicanos (Pemex) complica la consolidación fiscal en 2025 y 2026, en un entorno de crecimiento menor al pronosticado por el propio Ejecutivo. De hecho, el país registró una tasa de incremento del producto interno bruto (PIB) del 1.5 por ciento en 2024.
El endurecimiento comercial de Estados Unidos desde el 20 de enero de 2025, con el regreso del presidente Donald Trump a la Casa Blanca, ha elevado la presión sobre México —principal origen de las importaciones estadounidenses— con la imposición de aranceles a industrias clave como la automotriz, el acero y el aluminio, además de restricciones adicionales sobre productos como el tomate.
Este pulso afectó el nearshoring —como se conoce al proceso en que una empresa reubica sus procesos productivos en países cercanos a su principal mercado— al frenar decisiones de inversión de la iniciativa privada que esperaban reglas estables bajo el T-MEC, y llevó a varias entidades y analistas privados a pronosticar una recesión en México en 2025.
Sin embargo, las negociaciones entre Sheinbaum y Trump han situado al país como uno de los menos afectados por los aranceles de Estados Unidos, lo que ha permitido que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) recientemente ajustase hasta el uno por ciento las perspectivas de crecimiento frente al crecimiento prácticamente nulo de arranque del año. En línea con ello, el gobierno mexicano recortó su estimación de expansión del PIB al 1 por ciento para 2025.
Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base, considera que el des empeño ha sido “mejor de lo que se estimaba”, pese al “estancamiento”, aunque advirtió que los riesgos externo e interno seguirán condicionando el desarrollo de la economía nacional. Además, Siller subraya que la resistencia del PIB no puede “colgarse” como mérito directo de la política pública y la atribuyó al empuje de las ex portaciones y de la demanda agregada.
Si bien Sheinbaum no ha comenzado la revisión del T-MEC —prevista para 2026—, su gobierno abrió un periodo de consultas de 60 días para reca bar opiniones y recomendaciones del sector privado y especialistas. En este contexto, Siller estimó que la revisión seguirá el calendario y generará incertidumbre regulatoria, al tiempo que México buscará defender “un escenario sin aranceles”.

NEARSHORING 2.0
Por otra parte, Pedro Casas Alatriste, director general de la American Chamber of Commerce (Am Cham) en México, considera que la incertidumbre económica que atraviesa el país a raíz de los nuevos aranceles de Estados Unidos será un fenómeno temporal, pues tras la revisión del T-MEC se abrirán condiciones para una nueva oleada de nearshoring en la región.
Durante el pódcast Norte Económico, del Grupo Financiero Banorte, el directivo reconoció que 2025 no mostrará cifras alentadoras en materia de crecimiento, inversión o empleo, debido a las tensiones comerciales y la política arancelaria de Washington. Sin embargo, ese escenario puede cambiar en el mediano plazo.
“Sin duda percibimos un clima de incertidumbre importante en lo que va del año (...) Una vez pasa da la revisión o renegociación del T-MEC, sumado a que se estabilicen las nuevas reglas del juego y (...) los aranceles a nivel global, yo percibo de las empresas una visión, digamos, de victoria o de posicionamiento muy positivo con respecto al resto del mundo para México”, dijo Casas.
El director de AmCham explicó que la revisión del tratado será, con alta probabilidad, un proceso de ajustes menores más que una renegociación profunda, lo que permitirá dar certidumbre a las cadenas de valor norteamericanas.
El calendario de la revisión del T-MEC indica que desde octubre iniciaron las consultas públicas en Estados Unidos, mientras que el 3 de enero de 2026 se entregará un reporte al Congreso y el 1 de julio de ese año se celebrará la revisión formal.
En ese marco, el especialista auguró la llegada de un “nearshoring 2.0”, impulsado por la guerra comercial entre Washington y Pekín y por la tendencia global de regionalización.
“Sin duda, hoy en día lo que favorece a México son varias cosas”, subrayó Casas, al tiempo que mencionó la cercanía de nuestro país con Estados Unidos, siendo su principal socio comercial —más del 60 por ciento de la reinversión de utilidades proviene de empresas estadounidenses—, además de las ventajas arancelarias frente a competidores globales como China y Brasil. No obstante, para capitalizar esa ola de inversiones México debe atender pendientes en infraestructura energética, logística, uso del agua, seguridad y Estado de derecho, factores que la AmCham considera esenciales para el impulso económico.

SECTOR AUTOMOTRIZ
Con la llegada del llamado nearshoring 2.0 habrá una nueva ola de inversiones en el sector automotriz y de autopartes, aseguró Gabriel Padilla, director general de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
El directivo explicó en conferencia de prensa que, actualmente, este rubro capta el 37 por ciento de la inversión extranjera directa relacionada con relocalización productiva (nearshoring), y prevé que esa cifra aumente en los próximos años, especialmente por empresas asiáticas. “Van a tener la oportunidad de venir a invertir y hacer proceso de manufactura más que realizar procesos de comercialización en México”, señaló.
Sólo en 2024 el sector captó dos mil 700 millones de dólares de inversión extranjera, y en 2025 se ha mantenido un desempeño estable pese al cambio metodológico en la Secretaría de Economía.
Padilla añadió que las decisiones de este tipo se toman con planeaciones de mediano y largo plazo, por lo que las inversiones que hoy llegan a territorio mexicano fueron definidas hace tres o cuatro años.
El directivo reconoció que la presión arancelaria global, en particular de Estados Unidos hacia China, ha generado incertidumbre, pero también representa una oportunidad para que México se consolide como plataforma de manufactura regional.
“En el momento en que haya ventajas arancelarias, será una invitación para que en ciertas partes y componentes que no estaban antes determinadas las reglas de origen, se incremente la cooperación dentro del tratado (T-MEC)”, explicó.
Esto permitirá definir con Estados Unidos los roles productivos, al establecer qué procesos intensivos de alta tecnología se harán allá y cuáles en México, donde la mano de obra especializada y el ecosistema industrial ofrecen ventajas para manufactura asistida, ensamble y pruebas.
La próxima revisión del T-MEC prevista para el 2026, dijo, será crucial para elevar el contenido regional y garantizar certeza a los inversionistas, al tiempo que recordó que el gobierno mexicano trabaja codo a codo con la industria nacional para presentar sus propuestas clave.
Redacción S.N.