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En marzo pasado, el hallazgo del rancho Izaguirre por un colectivo de madres buscadoras estremeció México y el mundo, tras surgir versiones de un campo de exterminio, donde cientos de personas fueron asesinadas y que luego la Fiscalía General de la República declaró que fue un lugar utilizado para el reclutamiento forzado.
En días recientes, la periodista Sandra Romandía, lanzó su libro "Testigos del horror: La verdad que se quiso ocultar en el Rancho Izaguirre" donde recopila testimonios de las víctimas de la propiedad en Jalisco.
En entrevista con Adela Micha, Romandía afirmó que las personas retenidas fueron obligadas para salvar su vida a "matar a sus propios amigos, descuartizarlos, comerse partes de su cuerpo, ser humillados, torturados y obligados a torturar a otras personas".
Manifestó que consultó a personas que estuvieron en el rancho en años distintos (el lugar fue utilizado para presuntas actividades criminales desde 2012) y le alarmó encontrar una posible actividad de tráfico de órganos y de niños.
"Me doy cuenta que los testimonios empiezan a coincidir, de que entraban niños, de que había médicos secuestrados, los llevaban a una parte donde los anestesiaban y los abrían".
Planteó que entre 2006 a 2014, desaparecían entre 0 y cuatro niños al año, de 2014 en delante empezaron a aumentar, al grado de 25 niños al año.
Romandía declaró que en Jalisco hay un estado omiso que permitió "todos estos centros de terror como una maquinaria a favor de un cártel, que los utilizó, número uno, para trabajar en todo su negocio de droga; pero dos, que sí fuere un centro de exterminio".
Estableció que luego de consultar a expertos, se puede afirmar que sí fue un centro de exterminio, porque al revisar los testimonios en el libro sobre que de cada 100 jóvenes que llegaban reclutados a la fuerza, por ofertas falsas de trabajo, sobrevivían 30, al mes o cada dos semanas.
Describió que aquellos que no querían involucrarse en las actividades criminales eran asesinados y los sobrevivientes tenían que partir los cuerpos, ponerlos al sol, para que se quemaran más fácil y abrir los hoyos de la tierra de los distintos ranchos para incinerarlos.
La periodista denunció que hay "mucho" reclutamiento forzado por parte de los cárteles que obliga a los jóvenes a convertirse en victimarios y los pobladores cercanos al rancho Izaguirre evitaron denunciar por temor a la colusión de las autoridades.
