Mensaje. Al momento de iniciar su discurso ante un auditorio repleto, el nacido en Cataluña indicó que la poesía en la canción popular es una forma de acceder al conocimiento del mundo.
Este viernes 5 de diciembre al mediodía, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la Universidad de Guadalajara (UdeG) entregó el Doctorado Honoris Causa al cantautor Joan Manuel Serrat Teresa por su amplia trayectoria y aporte a las letras en la canción iberoamericana. Además de ser un artista capaz de tender puentes entre la música y la poesía, y promover la libertad y la justicia social.
La ceremonia tuvo lugar en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la capital jalisciense y contó con la presencia de autoridades universitarias encabezadas por Karla Alejandrina Planter Pérez, rectora de la UdeG.
Joan Manuel Serrat es la principal figura del programa diseñado por la ciudad de Barcelona, que este año fungió como la invitada de honor de la FIL Guadalajara. El encuentro literario concluirá el próximo domingo 7 de diciembre.
Tras las palabras de las autoridades, la universidad proyectó un video como homenaje, en cuyos fotogramas se narró la trayectoria del cantautor de 81 años.
Bajo los murales que José Clemente Orozco pintó en 1937, fue Karla Planter quien entregó el reconocimiento enmarcado a Joan Manuel Serrat, además de colgarle la medalla representativa del Doctorado Honoris Causa.
La ovación al maestro Serrat no se hizo esperar y el público aplaudió de pie por varios minutos.
EMOTIVO DISCURSO
Al momento de iniciar su discurso ante un auditorio repleto, el nacido en Cataluña indicó que la poesía en la canción popular es una forma de acceder al conocimiento del mundo; celebró el reconocimiento a esa parcela poética que le ha permitido su trabajo tanto en el estudio como en escenarios.
"Pitágoras, hace dos mil 500 años, recomendaba a sus pacientes cantar, cantar para eliminar del organismo el miedo, las preocupaciones y la ira. Y son muchos los científicos, los médicos que actualmente siguen exactamente estos consejos y concuerdan en que la música tiene efectos sanadores sobre las personas".
Desde esos rincones del mundo Antiguo, la voz de Serrat fue mensajera de su propia historia. Al catalán le gustó cantar y nunca ha dejado de hacerlo. Así que se recordó de niño cantando con su madre, mientras la acompañaba en labores domésticas. Cantaban las canciones que emergían de la radio: las de Conchita Piquer, las de Juanito Valderrama.
"Juntos replicábamos aquellas canciones de moda. Y quizá sea por eso que a mí me entró ese gusanillo".
Posteriormente, compartió otra historia de su niñez. Su abuela Antonieta, la madre de su padre, lo sacaba de paseo los domingos y le guardaba una moneda para gastarla como él quisiera. Y en lugar de gastarla en golosinas, el pequeño Joan Manuel la invertía para comprar cancioneros.
"Ella no podía entender que yo eligiera un cancionero para invertir la paga dominical […] De ahí me viene mi afición a la música. Es muy sencillo, no necesitamos caminos complicados para llegar a esta afición, a este vicio que me ha acompañado toda mi vida".
Habló del oficio de cantautor. Indicó que se deben trabajar las palabras como el alfarero trabaja el barro. Hace más de 60 años que escribió la primera de sus canciones. Las escribe para expresarse y para comunicarse; son lo que él es, pero también lo que le cuentan los demás. Su realidad y fantasía. El secreto de un autor no reside tanto en la inspiración como en el trabajo.
"Aprendí a tocar en guitarra prestada y a cantar con canciones ajenas, y así ha sido hasta el día de hoy".
Con una sonrisa bordada en el rostro, Serrat también celebró que el reconocimiento viniera de una universidad mexicana, pues México es un país del que se dice enamorado; le dio asilo cuando se vio en un exilio involuntario durante la dictadura de Francisco Franco, en los años setenta.
"México es una tierra con la que tantos vínculos me unen, con la que siento un cariño correspondido, un cariño de ida y vuelta".
Asimismo, habló de su visita a Guadalajara. Compartió el reconocimiento recibido con los escritores Leonardo Padura y Martín Caparrós (quien no pudo asistir a la FIL). Ensalzó que el público se volcara a la feria en busca de libros y cerró: "Quiero pensar que llegará el día en que ese México de los libros le ganará al México de las armas".