Las presidentas de la Federación encabezaron la celebración, compartiendo su pasión por la jardinería y la convivencia comunitaria.
La Plaza de la Tortuga se transformó en un verdadero jardín vivo durante el Festival de la Rosa, un encuentro que reunió a familias, vecinos y amantes de la jardinería en un ambiente lleno de color, aromas y creatividad. Desde temprana hora, los asistentes disfrutaron de un espacio que celebró la belleza de la naturaleza y el gusto por cultivarla.
Uno de los momentos más esperados fue el concurso de la rosa más bella, donde participantes de todas las edades llevaron con orgullo sus rosales y flores para exhibirlos ante el público. Más que competencia, el ambiente se sintió como una gran convivencia en la que cada rosa contaba una historia y cada jardinero compartía su pasión.
Además, el público gozó de cafetería, estaciones de arte y jardinería y charlas que despertaron curiosidad y ganas de aprender, desde el uso de la rosa en la cocina hasta los cuidados de árboles endémicos. Los talleres para armar arreglos florales, entre ellos ramos para novia o para recibir visitas, se convirtieron en uno de los favoritos del día.
Eventos como este fortalecen el sentido comunitario y fomentan el amor por la naturaleza, recordando la importancia de crear espacios donde la creatividad florece junto con la convivencia. Una jornada que dejó sonrisas, aprendizaje y el deseo de que estas iniciativas sigan creciendo en la ciudad.






