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Si no se libera, no podrá

ENRIQUE IRAZOQUI MORALES

Apenas unos días atrás en una reunión regional del sector financiero, se dieron cita un puñado de empresarios relevantes de distintas áreas de la economía comarcana, acompañados de funcionarios de la banca y economistas especializados.

El tema rondaba como en muchas de las mesas en tratar de determinar la situación real del entorno económico mexicano. Más allá de las respetables opiniones que los concurrentes de esta reunión vertían a la mesa, me parece pertinente echar un ojo a los datos duros de lo que ha sido este primer año en poder de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Primeramente, hay que considerar que ha enfrentado un entorno internacional complejo, marcado por tensiones comerciales y desafíos internos (toda herencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: corrupción a los más altos niveles y la violencia desbordada en gran parte del territorio nacional - no así en Coahuila y pax narca en Durango, pero paz)

Una primera lectura revela estabilidad y avances en áreas clave como el crecimiento económico y la generación de empleo; este segundo punto está en estos momentos sufriendo un ciclo de contracción.

En lo que se refiere a crecimiento durante el segundo trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) de México creció un 0.7%, superando la expectativa del Fondo Monetario Internacional, que proyectaba un crecimiento de apenas 0.4%. En términos anualizados, el crecimiento alcanzó el 1.3%, lo que indica una recuperación moderada pero sostenida, y por lo pronto, lejos de recesión. La presidenta ha insistido en que el PIB no debe ser el único parámetro para medir el bienestar, destacando también la reducción de la pobreza y las desigualdades como logros de su administración.

Sin embargo, tal como lo hizo su antecesor, Sheinbaum Pardo no quiere reconocer lo que es inevitable: un estancamiento o débil crecimiento de la economía por un periodo sostenido inevitablemente será un impedimento para generar bienestar generalizado.

Se debe reconocer que la economía mexicana ha aumentado su tamaño aún en un contexto de incertidumbre global, especialmente por los nuevos aranceles internacionales, pero México ha mantenido una posición sólida. La inversión extranjera directa alcanzó niveles récord en 2024 - básicamente más por reinversión de utilidades, pero récord al fin- y las reservas internacionales del Banco de México superaron los 228 mil millones de dólares.

Uno de los indicadores más positivos ha sido la generación de empleo. En 2024 se registró un máximo histórico de 22.6 millones de empleos formales ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y la tasa de desempleo se ubicó en 2.5%, comparable con economías avanzadas como Japón y Corea del Sur. Desafortunadamente, este 2005 es pírrica la cifra alcanzada en la creación de nuevas plantas de trabajo y las amenazas de Trump con su guerra comercial ha sembrado incertidumbre. En Coahuila, estado con vocación netamente exportadora, ha sido noticia recurrente el cierre de factorías que tienen que ver con el comercio internacional directa o indirectamente.

Tan es así que, a nivel estatal, el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) muestra que Coahuila y Durango han tenido un desempeño mixto en el primer trimestre de 2025. Coahuila, con su fuerte base industrial y manufacturera, ha mantenido una actividad económica estable, aunque sin los crecimientos destacados de otras entidades como Sinaloa o Guerrero. Durango, por su parte, ha mostrado señales de recuperación, especialmente en sectores como la minería y el turismo rural, aunque su crecimiento ha sido más moderado.

El primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum ha estado marcado por una gestión económica prudente y orientada al bienestar social. Aunque el crecimiento ha sido notablemente pobre, los indicadores de empleo y estabilidad macroeconómica permiten tener esperanza de un mejor porvenir. En el caso de Coahuila y Durango, como parte del norte del país, reflejan la necesidad de políticas regionales diferenciadas que potencien sus fortalezas y atiendan sus desafíos. El reto para el segundo año será consolidar estos avances y traducirlos en mejoras tangibles para la población.

El gobierno de la presidenta Sheinbaum en términos generales está en posición de seguir apoyando a las grandes masas, cosa justa sin cortapisa alguno, pero si no se libera de los atavismos de su predecesor y los ultras del movimiento, no podrá acelerar el crecimiento que se necesita obligatoriamente si quiere de verdad una mejor vida económica para las grandes mayorías en el futuro.

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