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Sobrevivir al mundo laboral después de una ruptura amorosa

En el torbellino de una separación, las emociones del duelo se filtran en cada rincón de la cotidianidad, desde la interacción con los colegas hasta la confianza en nuestras propias capacidades.

Imagen: Freepik

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KATHERINE BRICEÑO

Existen distintos tipos de relaciones interpersonales, por ejemplo, las familiares, de amistad, laborales o de pareja. Esta última es especialmente complicada porque, por lo general, requiere de una convivencia más prolongada y profunda que las demás. Cuando no es posible mantener esa coexistencia, el estado emocional de ambos puede verse impactado al grado de no poder sostener el vínculo afectivo. 

Cada individuo vive de manera diferente el término de una relación amorosa. Lo que es un hecho es que marca el fin de un ciclo, de un proyecto de vida compartido. Las causas por las que se da un rompimiento son variadas: incompatibilidad, infidelidades, crecimiento personal, expectativas no cumplidas, etcétera. Se trata de un duelo que, como cualquier otro, consta de cinco etapas:

Negación: no aceptar lo ocurrido.

Ira: enojo con la expareja y/o las circunstancias por las que se separaron.

Negociación: intentos de reconciliación.

Depresión: la nostalgia y la tristeza profunda aparecen.

Aceptación: aceptar los hechos y adaptarse a la nueva realidad.

Este proceso puede afectar distintos aspectos de la vida cotidiana, como las interacciones con los demás, la salud física y mental, y hasta el desempeño laboral.

DIFICULTADES EN EL ÁREA LABORAL 

Muchas personas ven al trabajo como un distractor para no pensar en la ruptura amorosa. Sin embargo, pese a que a algunos les funciona, no quiere decir que sea igual para los demás. Existen quienes sienten más ansiedad porque, aunque por dentro estén tristes, saben que deben mostrar una imagen profesional y mantener la compostura. Esa represión emocional dificulta el duelo.

El término de una relación de pareja repercute considerablemente en el estado de ánimo, provocan do una baja autoestima y, por ende, la aparición de inseguridades. Esto, a su vez, genera dudas en el individuo sobre si es capaz de realizar sus tareas diarias, aun cuando ya se encontraba acostumbrado a ellas. Para sobrellevar la situación, el portal web de la red social profesional LinkedIn brinda los siguientes consejos:

Enfrentar el dolor. Distraer la mente no quiere decir sanar o superar el dolor, por lo que es preciso tomarse el espacio y tiempo necesarios para vivir el proceso y conectar nuevamente con uno mismo. Refugiarse en el trabajo sólo es ignorar y postergar la sanación real.

Hacer pausas activas. Durante la jornada laboral, tomarse unos minutos para levantarse y respirar aire fresco despejará la mente.

Dedicarse a la recuperación. La tristeza suele provocar la sensación de que nuestra productividad ha disminuido considerablemente aunque no sea verdad. En muchos de estos casos, invertir en psicoterapia no solo es una forma de autocuidado, sino que evitará que se termine descuidando el trabajo y, derivado de ello, surjan más problemas.

Construir nuevas experiencias. Experimentar una ruptura a veces funciona como motivación para hacer cambios en uno mismo, como encontrar pasiones nuevas o reconectar con pasatiempos pasados, buscando un equilibrio entre la vida personal, la profesional y el ocio.

Hacer pausas durante la jornada laboral para respirar y relajarse es una forma de mantener el enfoque y sacar adelante las responsabilidades propias. 
Imagen: Freepik
Hacer pausas durante la jornada laboral para respirar y relajarse es una forma de mantener el enfoque y sacar adelante las responsabilidades propias. Imagen: Freepik

EXPAREJA EN EL MISMO ENTORNO 

Superar una decepción amorosa ya es de por sí complicado, pero cuando se trata de una relación con alguien que trabaja en el mismo lugar se vuelve aún más complejo. Verlo todos los días, o al menos frecuentemente, puede hacer que el proceso sea más doloroso y difícil de afrontar.

En estos casos es importante no fingir que nunca pasó nada. Se debe aprender a vivir en la nueva realidad y tomar en cuenta que, con el tiempo, cada vez dolerá menos. De acuerdo con la psicóloga sanitaria Isabel Aranda, hay que considerar tres consejos importantes para navegar esta situación:

Desarrollar una nueva rutina. Modificar los horarios de actividades que sean flexibles, por ejemplo, la hora del desayuno.

Fortalecer la identidad. Buscar pasatiempos y dedicar tiempo a los amigos o a buscar otros colegas con los cuales interactuar en el centro laboral.

Detener estímulos emocionales. Evitar buscar información sobre la expareja de manera indirecta, ya sea a través de terceros o de redes sociales.

El contacto cero es una de las técnicas de sanación más usadas tras una ruptura. Por supuesto, al tratarse de un compañero de trabajo no es algo que sea posible aplicar al cien por ciento, aunque sí se puede adaptar al contexto. Más allá de las interacciones laborales que quizá sean obligatorias, lo importante es cortar el vínculo emocional. 

Algo que ayudará mucho es comunicarse únicamente cuando sea necesario, sin ningún otro objetivo que no sea profesional, y no propiciar circunstancias en las cuales ambos coincidan. También es favorable delegar tareas que provoquen el contacto con esa persona a otros miembros del equipo, aunque sea de manera temporal.

Si los encuentros con la expareja son inevitables, algunas sugerencias para no perder la calma son: hablar claro, evitando caer en tonos hostiles o demasiado viscerales, así como hacer contacto visual amable y breve, es decir, sólo lo indispensable para no incitar ideas erróneas. Aunque pareciera difícil, hay que evaluar los sentimientos propios cuando esto ocurre, pues eso permitirá reconocer los avances emocionales logrados.

Si el contacto cero no es posible, es preciso limitar la convivencia con la expareja a lo meramente profesional.
Imagen: Freepik
Si el contacto cero no es posible, es preciso limitar la convivencia con la expareja a lo meramente profesional. Imagen: Freepik

RECUPERAR LA IDENTIDAD PROPIA 

Es imprescindible validar las emociones. Permitirse sentir el dolor, pero siempre siendo amable con uno mismo, es la clave para sobrellevar cada etapa del proceso. 

La meditación es un recurso que suele ser de mucha ayuda para algunas personas. Dedicar unos minutos para respirar profundamente y reflexionar en silencio reduce el estrés y brinda claridad mental.

La actividad física es otra herramienta que, además de favorecer la salud física, libera endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo y aumenta la energía. Otro beneficio indirecto del ejercicio es la autoestima, pues es una forma tangible de cuidar el cuerpo. 

Escribir también ayuda. Plasmar en papel los sentimientos, experiencias y pensamientos permite tener una mejor comprensión sobre lo que se está viviendo. Además, genera apertura para notar los avances personales y saber qué se debe seguir trabajando.

Aunque las rupturas amorosas representan el inicio de una etapa dolorosa llena de retos, también son una oportunidad de reforzar los vínculos familiares y amistosos. Estar con los seres queridos aligera los malos momentos y hace que todo sea más llevadero.

Si por más intentos que se hagan pareciera que nada da resultados positivos, buscar ayuda psicológica es la mejor opción. Ir a terapia no es sinónimo de debilidad, sino de valentía, porque se acepta que el apoyo es necesario. 

Sea cual sea el camino que se tome para reconectar con uno mismo, es importante entender que no es un proceso lineal y que toma su tiempo, así que no hay que apresurar las cosas. El amor más importan te que debemos procurar es el amor propio.

Instagram: @katherine.x.

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