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Torreón, 118 aniversario

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

En nuestra ciudad, la historia anda a pie. Por lo mismo, da doble gusto festejar el aniversario de la ciudad. En sus calles y su gente, la historia es presente. Se ve, se respira. Hay que detenerse, observar con calma, no pasar tan deprisa y ensimismados. Nuestros abuelos eligieron el 15 de septiembre de 1907 para decretar la elevación de Torreón como ciudad. Hasta en las fechas había cierto nacionalismo para conmemorar los aniversarios. Las fiestas patrias y las fiestas locales. Toda una algarabía. Este mes cumplimos 118 años. Es cierto, somos una ciudad joven, sobre todo si pensamos que hay ciudades de 400 y hasta más de dos mil años… pero la historia es relevante en función de las personas y no necesariamente por el número de años. Me detengo en algunos aniversarios relevantes. Este año es el centenario de la Feria del Algodón, o simplemente conocida como Feria de Torreón. La primera fue todo un acontecimiento en 1925. Entre los días 5 y 16 de septiembre se festejó como nunca. Desfiles, brindis, coronación de la reina, bailes, teatro, más brindis y mucha fiesta. Con los años se popularizó el estribillo: "La Laguna tiene dinero, La Laguna tiene algodón, y por eso los laguneros pasan su vida con gran vacilón".

En ese mismo año de la fiesta se destapó el primer escándalo sexual de un alcalde en la corta historia de la ciudad. No les cuento más. Busquen los detalles sobre el Dr. Ángel Gutiérrez en mi libro "Roja es la luz" (2023).

Vayamos a otro aniversario. Se cumplen 80 años del gran desfile que abarrotó las calles de Torreón un 15 de agosto, a fin de festejar el "Día de la Victoria" y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas vivas de la ciudad salieron a celebrar. Mexicanos y extranjeros festejaron con alegría en las calles. No era para menos, la guerra dejó más de 50 millones de muertos. En ese mismo año, el 16 de septiembre se inauguró en la Alameda Zaragoza la biblioteca José García de Letona. Llegamos tarde a los libros y sí se nota. Durante décadas la biblioteca fue espacio de referencia para lectores y estudiantes. Con el cambio tecnológico, la existencia de una biblioteca física es casi un acto de resistencia. Contrario a lo que muchos piensan, en Internet no está todo.

Un suceso que no debemos dejar de contar es la tremenda hazaña de Cliserio Reyes. El joven campesino siempre soñó con volar. No contaba con los medios, pero un diez de octubre de 1950 llegó hasta la pista del aeropuerto y sin pensarlo dos veces, se colgó de la cola del avión DC-3 a punto de despegar. El avión despegó y alcanzó una altitud de 12 mil pies en un trayecto de 59 minutos. El piloto notó que algo no andaba bien y decidió regresar. Para sorpresa de todos, al aterrizar nuevamente en el aeropuerto, notaron al intrépido lagunero entumido por el frío, casi inconsciente por los 3 mil 650 metros de altura. Cliserio fue detenido, pero al tiempo no sólo logró su sueño de volar, también alcanzó las alturas al estudiar y dedicarse de lleno a la aviación. Un héroe al que le urge una estatua. Hay algo en la historia de Torreón que siempre nos recuerda al joven soñador por su actitud y arrojo. De la misma manera, las crisis no frenaron a la ciudad y tampoco los problemas nos dejaron inmóviles, por el contrario, la historia de esta joven población nos muestra una y otra vez ese arrojo por salir adelante todos los días. Entre la inventiva y la apertura al cambio, la ciudad llega a otro aniversario más, siempre con la esperanza hacia el futuro. Para decirlo como Juan Ceballos: ¡Ánimo!

Nos vemos en @uncuadros

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