Un coahuilense que visitó a un santo: Pedro Rodríguez y su encuentro con Carlo Acutis

En agosto de 2023, Pedro Rodríguez, un coahuilense nacido y radicado en Monclova, tuvo la oportunidad única de visitar la iglesia y ver el cuerpo del beato Carlo Acutis, apenas unos meses antes de su canonización como santo. Para Rodríguez, este encuentro representó más que una visita: fue un testimonio tangible de la fe y un ejemplo vivo de santidad joven.

“Fue una oportunidad de ver uno de los pocos santos que son jóvenes, que en su vestimenta usa jeans y tenis como un joven de esta época”, relató Rodríguez, visiblemente emocionado. La cercanía con un santo de aspecto contemporáneo sorprendió al mexicano, quien reconoció la relevancia de que la santidad pueda encontrarse en personas de nuestro tiempo.

El cuerpo de Carlo Acutis, se encontraba expuesto en la Basílica de San Francisco de Asís, en una ciudad pequeña de Italia donde también nació San Francisco. Para Rodríguez, presenciar la conservación del cuerpo fue “un milagro con mis propios ojos”, pues sentía que la experiencia demostraba que la santidad está al alcance de cualquiera.

El joven santo pasó tiempo en esa ciudad italiana debido a que sus padres tenían una residencia allí. Los habitantes locales compartían recuerdos de Carlo como un joven normal, cercano a la gente y con una profunda devoción a la Iglesia, lo que hizo más especial la visita de Rodríguez.

“Emocionalmente me sentí lleno de emoción y felicidad porque estaba presenciando un milagro, ver a centímetros a un joven que pudiera ser cualquiera de nosotros nos hace pensar que llegar a ser santos es posible”, expresó Pedro Rodríguez. La experiencia no solo dejó una impresión espiritual, sino también humana, al mostrar cómo un joven común puede inspirar a generaciones enteras.

Visitar la basílica y observar a Carlo Acutis se convirtió en un momento de reflexión sobre la fe, la vida y el ejemplo que puede dar un joven moderno a la comunidad católica. Rodríguez concluyó que el encuentro fue un recordatorio de que la santidad no está distante de nuestra vida cotidiana, sino presente en quienes viven con devoción y entrega.

Esta visita resalta cómo figuras contemporáneas como Carlo Acutis permiten a creyentes de todo el mundo conectar la espiritualidad con la realidad juvenil, reafirmando la importancia de seguir el ejemplo de compromiso y fe en el siglo XXI.

¿Quién es el nuevo santo?

Carlo Acutis nació en Londres el 3 de mayo de 1991 y creció en Milán, Italia, en el seno de una familia católica comprometida con la fe. Desde pequeño mostró un profundo interés por la tecnología y la informática, aficiones que combinó con su devoción religiosa, utilizando sus habilidades para promover la fe y crear conciencia sobre la Eucaristía. Su vida, aunque breve, destacó por la coherencia entre sus actos cotidianos y sus creencias, convirtiéndose en un ejemplo de santidad moderna.

Acutis fue un adolescente que equilibró su vida escolar y recreativa con la práctica constante de los sacramentos y la oración diaria. Se destacó por su generosidad y sensibilidad hacia los demás, ayudando a los necesitados y fomentando valores de solidaridad entre sus compañeros. Su espiritualidad estaba marcada por un encuentro profundo con Jesús, lo que lo motivó a vivir con autenticidad y compromiso religioso, demostrando que la santidad no está reservada solo para la edad adulta.

Además de su vida de oración, Carlo utilizó el internet y las nuevas tecnologías para difundir contenidos religiosos. Creó un sitio web que documentaba milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia católica, con el propósito de acercar a otros jóvenes a la fe y hacerla más accesible en un mundo digital. Esta combinación de devoción y modernidad hizo que su figura se convirtiera en un referente para las nuevas generaciones, mostrando que la fe puede integrarse con la vida cotidiana de manera significativa.

Carlo Acutis falleció el 12 de octubre de 2006 a los 15 años, víctima de una leucemia fulminante. Su vida y obra fueron reconocidas por la Iglesia católica, primero como beato y, posteriormente, como santo en 2020. Su legado inspira a jóvenes y adultos a vivir con pasión la fe, demostrando que la santidad es posible en cualquier etapa de la vida y que la dedicación a Dios y al prójimo puede marcar la diferencia incluso en un mundo moderno y acelerado.