Acuífero de La Laguna, en punto crítico
La situación del acuífero en la región Lagunera ha llegado a un punto crítico. Tras décadas de sobreexplotación, contaminación y desatención institucional, el subsuelo que por generaciones ha abastecido de agua a miles de familias enfrenta un colapso silencioso pero devastador. La reciente sentencia 543 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ganada por organizaciones civiles, marca un parteaguas: no solo reconoce la gravedad del problema, sino que obliga a las autoridades a actuar. Y ahora, la ciencia se suma como aliada clave en la construcción de soluciones.
Durante su visita a Torreón, el doctor Marcos Adrián Ortega Guerrero, investigador del Instituto de Geociencias de la UNAM, ofreció una ponencia magistral sobre las implicaciones de la sentencia. En ella, subrayó que este fallo judicial abre una puerta inédita para que el conocimiento científico participe activamente en el diseño de estrategias de recuperación del acuífero.
“Hay un mar de información acumulada durante décadas, pero nunca se ha integrado de forma sistemática para entender el problema en su totalidad”, explicó. Por ello, junto con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se está desarrollando un modelo de gestión integral que permitirá analizar el comportamiento del acuífero desde sus condiciones originales hasta su estado actual, incorporando variables como la atmósfera, los ríos, los suelos y el agua subterránea.
Este modelo matemático en tres dimensiones permitirá simular el impacto de distintas soluciones, evaluar su eficiencia y proyectar sus resultados a corto, mediano y largo plazo.
“Si no se entiende bien el problema, es imposible plantear soluciones efectivas”, advirtió el investigador.
De los hallazgos más alarmantes que se presentaron en la ponencia fue la migración del arsénico en el subsuelo, resultado de procesos de evaporación que han ocurrido durante miles de años en esta cuenca cerrada. Aunque estos efectos han sido estudiados desde hace más de 60 años, no se han abordado con la seriedad ni la profundidad necesarias, explicó Ortega, quien cuenta con una amplia trayectoria en hidrogeología y es un experto en temas del agua.
Señaló que la contaminación por arsénico representa un riesgo grave para la salud pública, especialmente en comunidades que dependen del agua subterránea para consumo diario. Y aunque ha habido múltiples diagnósticos y propuestas, la mayoría no se han implementado.
“Es momento de dejar atrás las soluciones parciales y avanzar hacia una estrategia integral, respaldada por evidencia científica y bajo supervisión legal”, expresó.
Uno de los puntos más delicados del modelo de gestión será definir en qué proporción debe reducirse la extracción de agua. Explicó que la región ha modificado drásticamente el flujo de sus ríos y acuíferos en los últimos cien años, impulsada por el desarrollo económico y el crecimiento urbano, pero ese progreso ha tenido un costo ambiental muy alto.
“Meter orden es urgente”, afirmó el investigador. “La sobreexplotación es un problema conocido desde hace mucho tiempo, pero nunca se ha enfrentado con la seriedad que requiere. Ahora, con este convenio y el respaldo de la sentencia, tenemos la oportunidad de hacerlo bien”.
El enfoque del proyecto no es solo técnico, también busca generar conciencia social sobre la importancia de cuidar el agua, entender su ciclo completo y participar activamente en su preservación. Al tratarse de un socioecosistema, un sistema donde el entorno natural y la sociedad están profundamente interconectados, cualquier solución debe involucrar a todos los actores, desde gobierno, academia, empresas y ciudadanía.